1. Dios se reveló al hombre, a través de palabras y acontecimientos, para que el hombre pueda conocer su designio de benevolencia. Ese designio "consiste en hacer participar, por la gracia del Espíritu Santo, a todos los hombres en la vida divina, como sus hijos adoptivos en su único hijo", que es Jesucristo. Esa infalible Revelación divina, manifestada a lo largo de los siglos que corresponden al Antiguo Testamento, es plenamente realizada y completada en Jesucristo. A partir de la resurrección de Cristo, no será revelado más nada a los hombres hasta la Parusía que es el acontecimiento, esperado al final de la historia, de la Segunda Venida de Cristo a la Tierra, cuando se manifieste gloriosamente. Pero, "a pesar de que la Revelación ya está completa, todavía no está plenamente explicitada. Y está reservado a la fe cristiana aprender gradualmente todo su alcance, y el transcurso de los siglos".
2. A partir de ahí, con la asistencia sobrenatural del Espíritu Santo, la Revelación inmutable (o el depósito de fe) es transmitida ininterrumpidamente e íntegramente por la Iglesia a través de una doble Tradición indisociable, que puede ser oral o escrita (2 Tesalonicenses 2,15; 2 Timoteo 1,13-14; 2,2):
- la Tradición oral, o simplemente la Tradición, que conserva las enseñanzas de Cristo a los Apóstoles. A su vez, ellos transmiten integralmente estas enseñanzas a sus sucesores (los obispos unidos con el Papa), para que ellos puedan conservar y difundirlos.
- la Tradición escrita, o la Biblia, es el producto del registro escrito de la Tradición oral por los cuatro evangelistas y otros escritores sagrados, siempre inspirados por el Espíritu Santo. Para los católicos, la Biblia está constituida por 73 libros, organizados en el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
Ambas están intercomunicadas, visto que "Jesús ha hecho en presencia de los discípulos muchas otras señales, que no están escritas en este libro". Además de la Revelación inmutable, existen también las apariciones privadas (ej.: las apariciones marianas), que no pertenecen a la Revelación ni pueden contradecirlas. Por eso, los católicos no están obligados a creer en ellas, aunque algunas de ellas fueran reconocidas como auténticas por la Iglesia (ej.: apariciones de Fátima). Su papel es solamente ayudar a los fieles a vivir mejor la Revelación divina, en una determinada época de la historia.
3. La Tradición, sea ella oral o escrita, es interpretada y profundizada progresivamente por el Magisterio de la Iglesia Católica, que debe ser obedecida y seguida por los católicos. Esto porque el Magisterio es la función de guardar, interpretar, trasmitir y enseñar la Tradición, que es propia de la autoridad de la Iglesia, pero más concretamente del Papa y de los obispos unidos al Papa. Fue en base a su interpretación que la Iglesia escogió los libros pertenecientes al canon bíblico. Ella cree que sus verdades de fe no están solamente contenidas en la Biblia, queriendo eso decir que las Tradiciones orales y escritas "deben ser recibidas y veneradas con igual espíritu de piedad y reverencia".
Como digimos anteriormente, la Iglesia Católica cree que, "a pesar de que la Revelación ya está completa, todavía no está plenamente explicitada. Y está reservado a la fe cristiana aprender gradualmente todo su alcance, en el transcurso de los siglos." Por eso, la Iglesia admite el desarrollo progresivo de su doctrina, bien como las costumbres y la expresión de la fe de sus fieles, a lo largo de los siglos. Ese desarrollo doctrinal, que según cree es orientado por la gracia del Espíritu Santo, es resultado de la interpretación gradual de la Revelación divina (o "crecimiento y la inteligencia de la fe"), que no puede ser confundida con a materia de la propia Revelación, que es inalterable. En otras palabras, el Magisterio de la Iglesia, al meditar y estudiar la Revelación inmutable, se daría cuenta de manera gradual de ciertas realidades que antes no tenía comprendida explícita y totalmente.
El proceso de desarrollo de la doctrina, que tiene que ser siempre continuo y fiel a la Tradición, implica la definición gradual de dogmas, que, una vez proclamados solemnemente, son inmutables y eternos. Pero, eso "no quiere decir que tales verdades solo tardíamente han sido reveladas, sino que se vuelven más claras y útiles para la Iglesia en su progresión en la fe".
Existe una jerarquía que divide y clasifica las varias verdades de fe profesadas por la Iglesia Católica, ya que su relación con el "fundamento de la fe cristiana" es diferente.
De ese modo, existen los dogmas, que son las verdades infalibles e inmutables que constituyen a base de la doctrina católica. Los dogmas son definidos y proclamados solemnemente por el Supremo Magisterio (Papa o Concilio Ecuménico con el Papa) siendo verdades definitivas, porque ellas están contenidas en la Revelación divina o tienen con ella una conexión necesaria. Una vez proclamado solemnemente, ningún dogma puede ser alterado o negado, a no ser por el Papa o por decisión conciliar. Por eso, el católico está obligado a adherir, aceptar y creer en los dogmas de una manera irrevocable.
Además de los dogmas, existen todavía muchas definiciones doctrinarias que, no estando expresamente definidas en la Biblia o en la Tradición oral, plantean todavía dudas y no se encuentran todavía completamente desarrolladas. Esas definiciones, que después se pueden volver dogmas, son divididas en:
- verdades de fe, que son objeto de creencia por todos los católicos, aunque todavía no sean dogmas y que pueden sufrir algún desarrollo doctrinal posterior;
- verdades próximas a la fe, que faltan poco para volverse verdades de fe;
- hipótesis, que pueden ser creídas por los católicos y que permanecen solamente como temas de reflexión por parte de teólogos debidamente acreditadas por la Santa Sede.
4. A pesar de que la misión principal de la Iglesia, que consiste en la salvación de la humanidad, es de ámbito esencialmente espiritual, ella formuló una Doctrina Social de la Iglesia. A través de un análisis crítico de varias situaciones sociales, la Doctrina Social de la Iglesia pretende fijar principios y orientaciones generales al respecto de la organización social, política y económica de los pueblos y de las naciones, orientando así a los católicos y hombres de buena voluntad en su acción en el mundo.
A través de las numerosas encíclicas y pronunciamientos de los Papas, la Doctrina Social de la Iglesia aborda varios temas fundamentales, como la dignidad humana; las libertades y los derechos humanos; la familia; la promoción de la paz y del bien común en el respecto de los principios de la solidaridad y subsidiariedad; el primacía de la justicia y de la caridad; el sistema económico y la iniciativa privada; el papel del Estado; el trabajo humano; el destino universal de los bienes de la naturaleza; la defensa del ambiente; y el desarrollo integral de cada persona y de los pueblos.
Pero la existencia de la Doctrina Social de la Iglesia no implica la participación del clero en la política, que está expresamente prohibida por la Iglesia, excepto en situaciones urgentes. Eso porque la misión de mejorar y animar las realidades temporales, incluidas a través de la participación cívico-política, y destinada a los laicos. Luego, la jerarquía eclesiástica está solo "en el negocio de formar el tipo de persona que consigue formar y dirigir gobiernos en los cuales la libertad conduce a la genuina realización humana".
El pensamiento social cristiano se fue desarrollando a lo largo de los tiempos, siendo el inicio de su sistematización datada en 1891, año de la promulgación de la encíclica Rerum Novarum por el Papa León XIII. La Doctrina Social de la Iglesia rechaza las ideologías totalitarias y ateas asociadas al comunismo o al socialismo. Además de eso, en la práctica del capitalismo, la Doctrina Social de la Iglesia rechaza, por ejemplo, la excesiva y desenfrenada expectativa del lucro y/o la primacía absoluta de la ley del mercado sobre el trabajo humano y la economía.
La doctrina fundamental para la Iglesia católica se encuentra en el Credo, que recoge las fórmulas de fe elaboradas en los primeros concilios de la historia.
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia fue elaborado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz y resume en un solo cuerpo toda la moral de la Iglesia en materia social. Se trata de la primera vez en la historia que la Santa Sede realiza una exposición sumaria pero integral, de toda la doctrina social: una empresa de esa naturaleza nunca había sido realizada antes oficialmente por la Iglesia.
5. El Concilio Vaticano II fue un concilio ecuménico de la Iglesia convocado por el papa Juan XXIII y dio lugar a un total de 4 constituciones (2 de ellas dogmáticas y 1 pastoral), 9 decretos conciliares y 3 declaraciones conciliares, a los que se pueden sumar la Constitución apostólica Humanae salutis por la cual Juan XXIII convocó el concilio, el mensaje Ad omnes de los Padres del concilio a todos los hombres, los mensajes del concilio a la humanidad, y otros breves (In Spiritu Sancto y Ambulate in dilectione).
Una característica sobresaliente y genuina para distinguir a los católicos de los demás grupos cristianos es su aceptación de todos los concilios ecuménicos de la historia desde el Concilio de Nicea I hasta el Concilio Vaticano II.
La noción de Revelación es central en la doctrina católica, porque bajo tal término se incluyen dos fuentes inseparables entre sí como deciamos anteriorment: la Sagrada Escritura y la Tradición. Una síntesis sobre este tema se encuentra en la constitución dogmática Dei Verbum del Concilio Vaticano II. Para los católicos el culmen de la Revelación es Jesucristo.
6. El Catecismo de la Iglesia Católica es la exposición de la fe de la Iglesia y de la doctrina católica, atestiguadas o iluminadas por la Sagrada Escritura, la Tradición apostólica y el Magisterio eclesiástico. Es uno de los dos catecismos de la Iglesia Universal que han sido redactados en toda la historia, por lo que es considerado como la fuente más confiable sobre aspectos doctrinales básicos de la Iglesia católica. La redacción de este catecismo, junto con la elaboración del nuevo Código de Derecho Canónico, el Código de Derecho de las Iglesias Orientales católicas y el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia católica representan algunos de los documentos más importantes resultado de la renovación iniciada en el Concilio Vaticano II y que se han convertido en textos de referencia sobre la Iglesia católica y en documentos transcendentales para la historia de la Iglesia contemporánea.
El Compendio del catecismo de la Iglesia católica es una síntesis del Catecismo de la Iglesia católica que había sido presentado en 1992 por Juan Pablo II. El compendio fue presentado por Benedicto XVI el 28 de junio de 2005.
Catecismo Juvenil de la Iglesia Católica o también conocido como YouCat, que tiene como objetivo ser una ayuda para que los jóvenes comprendan mejor el Catecismo de la Iglesia Católica. El prólogo fue escrito por el Papa Benedicto XVI. Aproximadamente 700.000 copias del Youcat fueron distribuidos en trece idiomas diferentes, en nombre del Papa durante la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011.
7. La Iglesia Católica es regida por el Código de Derecho Canónico y constituida por 23 Iglesias particulares autónomas sui juris (la Iglesia Latina y las 22 Iglesias católicas orientales), que, a su vez, son constituidas por una o más circunscripciones eclesiásticas.
8. Missale Romanum o Misal Romano es el libro litúrgico según el rito romano que contiene todas las ceremonias, oraciones y rúbricas para la celebración de las oraciones para la celebración de la Santa Misa.
Se le llama misal romano, porque es el oficial de la Iglesia Romana y consta de tres partes: el ordinario de misa, con las oraciones de cada día, el santoral y las misas votivas, y misas de difuntos. Aunque escrito en latín, la lengua oficial de la Iglesia, ha sido aprobado por todas las Conferencias Episcopales católicas una versión en la lengua vernácula. Se considera al misal como un libro de piedad, para uso de los feligreses. Este es de menor tamaño y contiene las misas del año.
8. Los siguientes son los Textos Fundamentales de la Iglesia Católica inclutendo todos sus documentos:
- La Biblia Católica
- Catecismo de la Iglesia Católica o (Compendio de la Iglesia Católica)
- Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia Católica
- Código de Derecho Canónico
- Documentos del Concilio Vaticano II (Constituciones, Declaraciones, y Decretos)
2. A partir de ahí, con la asistencia sobrenatural del Espíritu Santo, la Revelación inmutable (o el depósito de fe) es transmitida ininterrumpidamente e íntegramente por la Iglesia a través de una doble Tradición indisociable, que puede ser oral o escrita (2 Tesalonicenses 2,15; 2 Timoteo 1,13-14; 2,2):
- la Tradición oral, o simplemente la Tradición, que conserva las enseñanzas de Cristo a los Apóstoles. A su vez, ellos transmiten integralmente estas enseñanzas a sus sucesores (los obispos unidos con el Papa), para que ellos puedan conservar y difundirlos.
- la Tradición escrita, o la Biblia, es el producto del registro escrito de la Tradición oral por los cuatro evangelistas y otros escritores sagrados, siempre inspirados por el Espíritu Santo. Para los católicos, la Biblia está constituida por 73 libros, organizados en el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
Ambas están intercomunicadas, visto que "Jesús ha hecho en presencia de los discípulos muchas otras señales, que no están escritas en este libro". Además de la Revelación inmutable, existen también las apariciones privadas (ej.: las apariciones marianas), que no pertenecen a la Revelación ni pueden contradecirlas. Por eso, los católicos no están obligados a creer en ellas, aunque algunas de ellas fueran reconocidas como auténticas por la Iglesia (ej.: apariciones de Fátima). Su papel es solamente ayudar a los fieles a vivir mejor la Revelación divina, en una determinada época de la historia.
3. La Tradición, sea ella oral o escrita, es interpretada y profundizada progresivamente por el Magisterio de la Iglesia Católica, que debe ser obedecida y seguida por los católicos. Esto porque el Magisterio es la función de guardar, interpretar, trasmitir y enseñar la Tradición, que es propia de la autoridad de la Iglesia, pero más concretamente del Papa y de los obispos unidos al Papa. Fue en base a su interpretación que la Iglesia escogió los libros pertenecientes al canon bíblico. Ella cree que sus verdades de fe no están solamente contenidas en la Biblia, queriendo eso decir que las Tradiciones orales y escritas "deben ser recibidas y veneradas con igual espíritu de piedad y reverencia".
Como digimos anteriormente, la Iglesia Católica cree que, "a pesar de que la Revelación ya está completa, todavía no está plenamente explicitada. Y está reservado a la fe cristiana aprender gradualmente todo su alcance, en el transcurso de los siglos." Por eso, la Iglesia admite el desarrollo progresivo de su doctrina, bien como las costumbres y la expresión de la fe de sus fieles, a lo largo de los siglos. Ese desarrollo doctrinal, que según cree es orientado por la gracia del Espíritu Santo, es resultado de la interpretación gradual de la Revelación divina (o "crecimiento y la inteligencia de la fe"), que no puede ser confundida con a materia de la propia Revelación, que es inalterable. En otras palabras, el Magisterio de la Iglesia, al meditar y estudiar la Revelación inmutable, se daría cuenta de manera gradual de ciertas realidades que antes no tenía comprendida explícita y totalmente.
El proceso de desarrollo de la doctrina, que tiene que ser siempre continuo y fiel a la Tradición, implica la definición gradual de dogmas, que, una vez proclamados solemnemente, son inmutables y eternos. Pero, eso "no quiere decir que tales verdades solo tardíamente han sido reveladas, sino que se vuelven más claras y útiles para la Iglesia en su progresión en la fe".
Existe una jerarquía que divide y clasifica las varias verdades de fe profesadas por la Iglesia Católica, ya que su relación con el "fundamento de la fe cristiana" es diferente.
De ese modo, existen los dogmas, que son las verdades infalibles e inmutables que constituyen a base de la doctrina católica. Los dogmas son definidos y proclamados solemnemente por el Supremo Magisterio (Papa o Concilio Ecuménico con el Papa) siendo verdades definitivas, porque ellas están contenidas en la Revelación divina o tienen con ella una conexión necesaria. Una vez proclamado solemnemente, ningún dogma puede ser alterado o negado, a no ser por el Papa o por decisión conciliar. Por eso, el católico está obligado a adherir, aceptar y creer en los dogmas de una manera irrevocable.
Además de los dogmas, existen todavía muchas definiciones doctrinarias que, no estando expresamente definidas en la Biblia o en la Tradición oral, plantean todavía dudas y no se encuentran todavía completamente desarrolladas. Esas definiciones, que después se pueden volver dogmas, son divididas en:
- verdades de fe, que son objeto de creencia por todos los católicos, aunque todavía no sean dogmas y que pueden sufrir algún desarrollo doctrinal posterior;
- verdades próximas a la fe, que faltan poco para volverse verdades de fe;
- hipótesis, que pueden ser creídas por los católicos y que permanecen solamente como temas de reflexión por parte de teólogos debidamente acreditadas por la Santa Sede.
4. A pesar de que la misión principal de la Iglesia, que consiste en la salvación de la humanidad, es de ámbito esencialmente espiritual, ella formuló una Doctrina Social de la Iglesia. A través de un análisis crítico de varias situaciones sociales, la Doctrina Social de la Iglesia pretende fijar principios y orientaciones generales al respecto de la organización social, política y económica de los pueblos y de las naciones, orientando así a los católicos y hombres de buena voluntad en su acción en el mundo.
A través de las numerosas encíclicas y pronunciamientos de los Papas, la Doctrina Social de la Iglesia aborda varios temas fundamentales, como la dignidad humana; las libertades y los derechos humanos; la familia; la promoción de la paz y del bien común en el respecto de los principios de la solidaridad y subsidiariedad; el primacía de la justicia y de la caridad; el sistema económico y la iniciativa privada; el papel del Estado; el trabajo humano; el destino universal de los bienes de la naturaleza; la defensa del ambiente; y el desarrollo integral de cada persona y de los pueblos.
Pero la existencia de la Doctrina Social de la Iglesia no implica la participación del clero en la política, que está expresamente prohibida por la Iglesia, excepto en situaciones urgentes. Eso porque la misión de mejorar y animar las realidades temporales, incluidas a través de la participación cívico-política, y destinada a los laicos. Luego, la jerarquía eclesiástica está solo "en el negocio de formar el tipo de persona que consigue formar y dirigir gobiernos en los cuales la libertad conduce a la genuina realización humana".
El pensamiento social cristiano se fue desarrollando a lo largo de los tiempos, siendo el inicio de su sistematización datada en 1891, año de la promulgación de la encíclica Rerum Novarum por el Papa León XIII. La Doctrina Social de la Iglesia rechaza las ideologías totalitarias y ateas asociadas al comunismo o al socialismo. Además de eso, en la práctica del capitalismo, la Doctrina Social de la Iglesia rechaza, por ejemplo, la excesiva y desenfrenada expectativa del lucro y/o la primacía absoluta de la ley del mercado sobre el trabajo humano y la economía.
La doctrina fundamental para la Iglesia católica se encuentra en el Credo, que recoge las fórmulas de fe elaboradas en los primeros concilios de la historia.
El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia fue elaborado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz y resume en un solo cuerpo toda la moral de la Iglesia en materia social. Se trata de la primera vez en la historia que la Santa Sede realiza una exposición sumaria pero integral, de toda la doctrina social: una empresa de esa naturaleza nunca había sido realizada antes oficialmente por la Iglesia.
5. El Concilio Vaticano II fue un concilio ecuménico de la Iglesia convocado por el papa Juan XXIII y dio lugar a un total de 4 constituciones (2 de ellas dogmáticas y 1 pastoral), 9 decretos conciliares y 3 declaraciones conciliares, a los que se pueden sumar la Constitución apostólica Humanae salutis por la cual Juan XXIII convocó el concilio, el mensaje Ad omnes de los Padres del concilio a todos los hombres, los mensajes del concilio a la humanidad, y otros breves (In Spiritu Sancto y Ambulate in dilectione).
Una característica sobresaliente y genuina para distinguir a los católicos de los demás grupos cristianos es su aceptación de todos los concilios ecuménicos de la historia desde el Concilio de Nicea I hasta el Concilio Vaticano II.
La noción de Revelación es central en la doctrina católica, porque bajo tal término se incluyen dos fuentes inseparables entre sí como deciamos anteriorment: la Sagrada Escritura y la Tradición. Una síntesis sobre este tema se encuentra en la constitución dogmática Dei Verbum del Concilio Vaticano II. Para los católicos el culmen de la Revelación es Jesucristo.
6. El Catecismo de la Iglesia Católica es la exposición de la fe de la Iglesia y de la doctrina católica, atestiguadas o iluminadas por la Sagrada Escritura, la Tradición apostólica y el Magisterio eclesiástico. Es uno de los dos catecismos de la Iglesia Universal que han sido redactados en toda la historia, por lo que es considerado como la fuente más confiable sobre aspectos doctrinales básicos de la Iglesia católica. La redacción de este catecismo, junto con la elaboración del nuevo Código de Derecho Canónico, el Código de Derecho de las Iglesias Orientales católicas y el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia católica representan algunos de los documentos más importantes resultado de la renovación iniciada en el Concilio Vaticano II y que se han convertido en textos de referencia sobre la Iglesia católica y en documentos transcendentales para la historia de la Iglesia contemporánea.
El Compendio del catecismo de la Iglesia católica es una síntesis del Catecismo de la Iglesia católica que había sido presentado en 1992 por Juan Pablo II. El compendio fue presentado por Benedicto XVI el 28 de junio de 2005.
Catecismo Juvenil de la Iglesia Católica o también conocido como YouCat, que tiene como objetivo ser una ayuda para que los jóvenes comprendan mejor el Catecismo de la Iglesia Católica. El prólogo fue escrito por el Papa Benedicto XVI. Aproximadamente 700.000 copias del Youcat fueron distribuidos en trece idiomas diferentes, en nombre del Papa durante la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011.
7. La Iglesia Católica es regida por el Código de Derecho Canónico y constituida por 23 Iglesias particulares autónomas sui juris (la Iglesia Latina y las 22 Iglesias católicas orientales), que, a su vez, son constituidas por una o más circunscripciones eclesiásticas.
8. Missale Romanum o Misal Romano es el libro litúrgico según el rito romano que contiene todas las ceremonias, oraciones y rúbricas para la celebración de las oraciones para la celebración de la Santa Misa.
Se le llama misal romano, porque es el oficial de la Iglesia Romana y consta de tres partes: el ordinario de misa, con las oraciones de cada día, el santoral y las misas votivas, y misas de difuntos. Aunque escrito en latín, la lengua oficial de la Iglesia, ha sido aprobado por todas las Conferencias Episcopales católicas una versión en la lengua vernácula. Se considera al misal como un libro de piedad, para uso de los feligreses. Este es de menor tamaño y contiene las misas del año.
8. Los siguientes son los Textos Fundamentales de la Iglesia Católica inclutendo todos sus documentos:
- La Biblia Católica
- Catecismo de la Iglesia Católica o (Compendio de la Iglesia Católica)
- Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia Católica
- Código de Derecho Canónico
- Documentos del Concilio Vaticano II (Constituciones, Declaraciones, y Decretos)
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